Esta segunda etapa del Camino Portugués de interior resulta mucho más atractiva para el peregrino. Tras dejar atrás la zona urbana, tendremos por delante unos 27 kilómetros que atraviesan zonas rurales y paisajes agrarios sin mayores dificultades.
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La recompensa a esta jornada es
la llegada a Barcelos, ciudad
monumental en la que podréis descubrir la famosa leyenda del gallo de Barcelos,
que seguro os recordará a lo oído en Santo Domingo de la Calzada.
La salida de Vilarinho tiene
lugar por la carretera nacional N306. A 1km ya tomamos un camino que nos
llevará al primer punto de la jornada: el puente
medieval de Zameiro, construido sobre el río Ave.
Tras recorrer los primeros 5km de
esta segunda etapa llegaremos a São
Mamede y, desde aquí, pondremos rumbo a São Miguel dos Arcos.
En este trayecto podremos admirar la iglesia
de los Arcos y atravesar su puente medieval.
La pequeña aldea de Borgonha nos
anticipa la llegada a São Pedro de Rates,
en la que no podemos dejar de visitar su iglesia románica (ver la etapa
anterior). Tras este descanso nos dirigimos a la parte alta de la localidad,
pasando por la fuente de Sao Pedro, el albergue y la capilla de Santo António.
Desde Sao Pedro de Rates hasta Pedra Furada (unos 7km) nos espera un
agradable recorrido por un entorno puramente rural.
Pereira y Carvalhal
serán los pequeños núcleos de población que atravesaremos en esta etapa que
dirige nuestros pasos hasta Barcelinhos.
Nos encontramos ya en la recta final de nuestra etapa.
Bajamos hasta el hermoso
puente medieval y aquí tenemos dos opciones. Aquellos que queráis dormir en el
albergue de Barcelinhos, solo tenéis que seguir la calle paralela al río.
Si prefieres finalizar esta
segunda etapa del Camino Portugués en Barcelos
cruzarás el puente que te llevará directamente a la ciudad. Tanto si dormís en
el albergue como si lo hacéis en Barcelos, no dudéis en daros un paseo por la
localidad.
Y si disponéis de tiempo, podéis
hacer un alto en el Camino de Santiago y acercaros hasta Braga.
Esta localidad
portuguesa, la tercera ciudad más poblada de Portugal, se encuentra a tan solo
20km.
Conocida como Bracara Augusta en su época romana,
desde aquí arranca la famosa Vía XIX, calzada romana por la que caminaremos a
lo largo de nuestro Camino Portugués. Braga es también conocida como ciudad de
los arzobispos y en ella está la catedral más antigua de Portugal. En ella también
está el santuario Bom Jesus do Monte, lugar de peregrinación y de interés
turístico, en el que destacan sus monumentales escaleras barrocas, que evocan
el Via Crucis con capillas que representan distintas escenas de la Pasión de
Cristo.
Etapa alternativa. São Pedro de Rates- Barcelos (16km). Si seguiste
la recomendación de la Federación y terminaste tu primera etapa en San Pedro de
Rates, hoy te espera una etapa más ligera. Dirige tus pasos hasta Barcelos, un
recorrido de unos 16km, que compensarán el esfuerzo del día anterior.
¿Qué hacer y ver en Barcelos? Esta localidad lusa con un bello
conjunto monumental, en el que destaca su iglesia matriz (siglo XIV), el
pelourinho de Barcelos –situado junto a las ruinas del palacio del Conde de
Barcelos- y, como no, el cruceiro del gallo de Barcelos.
Y llegados a este punto,
¿conocéis la leyenda del gallo de Barcelos? La historia seguro que os suena.
Cuenta la leyenda que los habitantes de Barcelos vivían atemorizados por un
crimen sin resolver. La llegada a la ciudad de un gallego que dirigía sus pasos
a Santiago de Compostela para cumplir una promesa realizada al Apóstol hizo
sospechar a la población. Las autoridades decidieron detenerlo y, a pesar de
que el peregrino juraba y perjuraba que él solo se dirigía a Santiago, lo
condenaron a la horca.
Antes de ser ahorcado, el hombre
pidió como última voluntad ser llevado ante el juez, que estaba celebrando un
banquete. Para demostrar su inocencia, el reo apuntó hacia un gallo asado que
se encontraba sobre la mesa y aseguró: “Es tan cierta mi inocencia como es
cierto que ese gallo cantará cuando me ahorquen”.
Nadie lo creyó, así que se llevó
al peregrino a la horca.
Y en el momento que estaba siendo ajusticiado, el
gallego asado se levantó y cantó. El juez se dirigió inmediatamente a enmendar
su error y permitió que el peregrino siguiese su rumbo hacia Compostela.
La tradición asegura que, años
más tarde, el peregrino volvió a Barcelos y mandó levantar el crucero del gallo
de Barcelos en homenaje a Santiago y a la Virgen por haberlo salvado de la
horca.