Poco más de 18 kilómetros separan a Redondela de Pontevedra, meta de nuestra tercera etapa por el Camino Portugués. Como todo el itinerario de esta Ruta Jacobea, el trayecto apenas presenta grandes dificultades para el peregrino,que volverá a encontrarse con la omnipresente N-550 y que se enfrentará a un par de subidas. La más pronunciada será la que se inicia a la salida de Ponte Sampaio, con 130 metros de desnivel. La recompensa: Pontevedra, una de las ciudades gallegas más amables para el visitante, en la que se puede disfrutar de su casco histórico peatonal y de su rica gastronomía.
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Esta tercera etapa del Camino
Portugués por tierras gallegas comienza en la Casa da Torre, el Albergue
Público de Peregrinos. Abandonaremos
Redondela atravesando su casco histórico: tomamos la rúa Queimaliños,
dejando a la derecha el albergue, y continuamos por Cruceiro, Loureiro y
Picota. En este último tramo, podremos
disfrutar del patrimonio etnográfico de Redondela a través de sus hórreos,
antiguos almacenes de grano. Uno de los más notorios es el hórreo das
Farrapadas, del siglo XVIII o XIX, que presenta las características de estas
construcciones de las Rías Baixas: hechos en granito o combinados con teja y
madera.
Salimos ya del casco viejo de
Redondela para reencontrarnos con la N-550. Tendremos que cruzar la carretera a
la altura de la Capela de Santa Mariña por un paso de peatones. Tras recorrer
unos metros cogemos una pista paralela a la carretera nacional tomando la Rúa
Campo de Fútbol y abandonamos Redondela para entrar en la parroquia de
Cesantes. Nuestros primeros pasos discurrirán por la estrada de Zacande, un
itinerario sobre asfalto en el que nos encontramos algún que otro repecho. El
Camiño Real de Cesantes nos introduce ya en zona boscosa que resulta muy
agradable al caminante. Tras este breve paseo, la N-550 vuelve a hacer
presencia. Debemos extremar precauciones a la hora de cruzar ya que se trata de
un punto conflictivo con un alto volumen de tráfico. Volvemos a introducirnos
en caminos rurales que van en ascenso hasta llegar a la primera zona de
descanso: un lugar con una fuente, un crucero y unas mesas para comer en la
parroquia de O Viso, a unos 4 kilómetros de la salida.
Al final de la cuesta nos
introducimos en una pista de tierra que nos ofrece por primera vez algunas vistas de la ría de Vigo y el Puente de
Rande. Antes de empezar a descender nos detenemos a realizar una de las
fotografías más repetidas del Camino Portugués: la del monumento realizado con
conchas de peregrinos. La ría de Vigo y la península del Morrazo nos acompañarán
en nuestro descenso que desembocará, una vez más, en la N-550. La nacional
marcará nuestra ruta hasta entrar en Arcade. A pesar de que lo correcto es
circular por el lado izquierdo, lo cierto es que el arcén del lado derecho es
más ancho y puede ofrecer más seguridad al peregrino. Toméis la decisión que
toméis, extremad precauciones.
Cruzaremos Arcade entre casas y
diferentes motivos relacionados con el Camino de Santiago. Un punto interesante
es la Fonte da Lavandeira, un conjunto típico de la arquitectura gallega
formado por un lavadero, una fuente y una charca. Es importante este lugar para
conocer la sociedad tradicional gallega y el buen aprovechamiento del agua:
agua para beber, para lavar y para regar. Los lavaderos fueron también un lugar
tradicional para el encuentro femenino.
En Arcade contamos con todo tipo
de servicios: albergues, hoteles, cafeterías, restaurantes, tiendas… por lo que
es un buen lugar para hacer una parada. Además, Arcade es famoso por su marisco, especialmente por sus ostras.
Así que si queréis daros un homenaje, no hay mejor sitio para hacerlo. Y si
hacéis el Camino durante el primer fin de semana de abril, Arcade celebra la
fiesta gastronómica dedicada a este bivalvo. A apenas 5 kilómetros se encuentra otro de los atractivos de la zona:
el Castelo de Soutomaior, una de las fortalezas gallegas mejor conservadas.
Tanto el Pazo como su espléndido jardín pueden visitarse. En invierno (de
octubre a abril) de martes a domingo, de 10 a 19 horas. Y en verano (de mayo a
septiembre) todos los días de 10 a 21 horas. El coste de la entrada es de 2
euros.
Salimos de Arcade siguiendo las
flechas amarillas hasta llegar a Ponte
Sampaio, lugar así bautizado por su puente de piedra con el que salvamos el río
Verdugo. Este lugar es histórico ya que en él se libró durante la Guerra de
Independencia una batalla fundamental para la retirada de los franceses de
Galicia. A pesar de que el Camino nos lleva directos al puente, también se
puede bajar al río y contemplar la estructura de piedra en todo su esplendor.
El puente medieval, que durante años fue el único lugar de paso entre Arcade y
Pontesampaio, se compone de 10 arcos y 11 gruesos pilares que permiten salvar
una distancia de 144 metros. Desde aquí también podemos admirar la isla de
Medal, obra de Antonio Medal Carrera, que acoge elementos de la arquitectura
tradicional gallega como un pombal (palomar). En la estampa sobresale también
el puente del ferrocarril, una infraestructura metálica, vivo ejemplo de la
ingeniería civil en hierro de la época.
Al otro lado del puente se
encuentra la población, en donde se puede hacer una pequeña parada en alguna de
sus cafeterías o en el merendero que se encuentra a orillas del río.
Abandonamos ya Pontesampaio por sus estrechas y empinadas calles, disfrutando
de construcciones tradicionales como los hórreos. El Camino se adentra ya en la Brea Vella da Canicouva, un camino de
grandes losas que transcurre por la antigua vía romana XIX. Los ciclistas
serán los peor parados en este tramo, ya que el empedrado dificultará su
Camino. Siguiendo este itinerario nos internaremos en una zona boscosa que a
ratos discurre por pistas de asfalto. Así realizaremos el tramo más duro de la
jornada: una subida que nos llevará a los 147 metros en su tramo más alto. La
bajada discurre ya por un paisaje de casas y viñedos en el lugar de Bergunde,
ya en el ayuntamiento de Vilaboa. Tras 4,5 kilómetros llegamos a una zona de
descanso con mesas a la sombra (mojón 70,273 km) y cruzamos la carretera para
proseguir nuestro Camino.
Entre árboles y sendas rurales llegaremos a la Capela de Santa Marta,
una pequeña capilla de 1617. Aquí arrancará la parte más aburrida de la
Ruta, ya que discurre por la carretera comarcal, sin muchos coches pero sin
sombra. La entrada a Pontevedra la
haremos por la rúa Virxe do Camiño, donde se encuentra el Albergue Público.
Lo ideal sería seguir hasta el centro de la ciudad (a 1,5 km) y visitar la Iglesia de la Peregrina, patrona de la ciudad y del Camino Portugués.
Construida en 1778, la iglesia tiene planta con forma de vieira y en su
interior se encuentran las tallas de Santiago, San Roque y la Virgen vestidos
de peregrinos.
Pontevedra cuenta con un sinfín
de atractivos para el peregrino. Entre ellos destacan sus siempre concurridas
plazas, como la de la Ferrería, la Estrella o la Leña. Son un buen lugar para
refrescarse tras esta dura jornada y probar los platos de la gastronomía
gallega. Visitar su Mercado, pasear por el Lérez o disfrutar de su casco
histórico son algunas de nuestras recomendaciones. Y si queréis saber más,
nuestro compañero Suso, cartero de Pontevedra, nos da algunas pistas para
disfrutar de Pontevedra al acabar el Camino.
Consejos del Cartero
Qué ver y hacer en la etapa Redondela - Pontevedra
“El primer fin de semana de abril Arcade celebra su Fiesta de la Ostra, una fiesta inmejorable para comer este molusco acompañada de un albariño de Soutomaior.
En Pontevedra celebramos el primer sábado del mes de septiembre la Feira Franca, una fiesta medieval en la que se decora la ciudad y nos vestimos de época para rememorar el privilegio que se dio a la ciudad en el S. XVII para celebrar un mercado libre de impuestos de un mes de duración”.