n>El Camino Lebaniego comienza en San Vicente de la Barquera, uno de los
pueblos costeros más importantes y bonitos de Cantabria. Con escasos desniveles
y una distancia aceptable, esta primera etapa del Camino Lebaniego supondrá
para el peregrino una toma de contacto con la ruta de los crucenos, que se irá
complicando en las etapas posteriores.
n>San Vicente de la Barquera cuenta
con numerosos atractivos. Su iglesia, su castillo y los restos de sus murallas
se combinan con una estupenda gastronomía, hermosas playas y unas vistas
espectaculares de los Picos de Europa. Antes de partir, no dudéis en conocer en
profundidad esta villa marinera.
De vuelta al Camino Lebaniego,
nuestra ruta comenzará junto a la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, de
estilo gótico, y permitirá conocer los restos del hospital de la Concepción,
antiguo hospital de peregrinos.
n>
A la altura del Puente de la
Maza, imprescindible en cualquier estampa de San Vicente de la Barquera,
salimos del pueblo a través de la calle Ronda de la Encrucijada. Cruzaremos la
autovía A-8 por un paso superior y pondremos rumbo a Serdio, a unos 8km.
Existen dos opciones: continuar por asfalto o
seguir el camino oficial, un trayecto algo más largo pero de mayor belleza.
n>La etapa continúa por una pista
de montaña hasta Muñorrodero. Aquí
coinciden los peregrinos que se dirigen a Santiago a través del Camino del
Norte, que deberán seguir las flechas amarillas; con los peregrinos rumbo a
Santo Toribio, que deberán seguir las rojas.
n>Justo en Muñorrodero comienza la
Senda Fluvial del Nansa, de 8 km, que discurre por un bosque de ribera y
pasarelas de madera. Tras cruzar el río Nansa seguimos en ruta hasta Cabanzón.
Y, de nuevo, el peregrino
deberá elegir entre dos opciones: seguir por la ruta oficial a través de una
pista asfaltada o desviarse por una senda fluvial, practicable únicamente en
verano, cuando el río va bajo.
n>En Cabanzón tendremos tiempo de
recuperar fuerzas y admirar su torre medieval antes de proseguir hasta nuestra
meta: Cades, a apenas 5 kilómetros.
Cades se encuentra en una zona
rural de montaña, bañada por las aguas del río Nansa. Además de su paisaje,
destaca el valor patrimonial de la iglesia de San Juan Bautista y el complejo
de la Ferrería de Cades.
Esta antigua ferrería es uno de
los numerosos lugares en lo que se trataba el mineral de hierro en la zona.
Tras un proceso de restauración, este complejo está formado por una casa
blasonada, molinos, una capilla y la propia ferrería, de los que recomendamos
su visita.
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