Esta segunda etapa del Camino Lebaniego es la más exigente de las tres, al discurrir por pistas forestales y caminos de montaña con importantes desniveles. Por ese motivo, muchos peregrinos deciden dividirla en dos: Cades-Cicera y Cicera-Cabañes.
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Sea cual sea tu elección, el
esfuerzo se verá recompensado por la belleza paisajística de la ruta y joyas
patrimoniales como la iglesia románica de Santa Juliana o el templo mozárabe de
Santa María de Lebeña.
Cades es el punto de inicio de
esta segunda etapa del Camino Lebaniego. Salimos del pueblo siguiendo la flecha
roja situada junto a la Ferrería. Hasta Sobrelapeña
–unos 8km aproximadamente- tendremos que extremar precauciones, ya que la ruta
discurre por un carretera sin arcén encajada en el desfiladero.
Tras atravesar Sobrelapeña
continuaremos por la misma carretera hasta Lafuente,
donde el peregrino deberá detenerse para contemplar la iglesia de Santa
Juliana. Levantada entre los siglos XII y XIII, se trata de una de las joyas
del arte románico de Cantabria, declarada Bien de Interés Cultural.
La ruta sigue en ascenso hasta Burió, donde podremos contemplar unas
espectaculares vistas del valle de Lamasón. Desde Collado de la Hoz, a unos 660
metros de altura, iniciamos el descenso por una pista de tierra que nos lleva
hasta Cicera.
Si vamos con fuerzas,
os recomendamos acercaros al mirador de Santa Catalina, a unos 3km, y
contemplar los Picos de Europa y parte del Desfiladero de la Hermida.
El siguiente hito será Lebeña,
situado a unos 10km de Cicera.
El Camino Lebaniego discurre aquí por un bosque
de robles y hayas que nos hará disfrutar del entorno. En Santa María de Lebeña no dudéis en visitar su templo mozárabe,
construido en el año 925.
Tomamos una vez más la carretera,
que nos llevará hasta Allende y, finalmente, nuestro destino: Cabañes, donde podremos dormir en el
albergue.