Cultura y tradiciones del Camino
El Camino de Santiago es un ritual en sí mismo. Durante siglos, peregrinos llegados de todas las partes del mundo caminan sobre los pasos de otros peregrinos, siguiendo una ruta marcada que nos llega a Compostela.
Pero a lo largo de la peregrinación a Santiago realizamos otros ritos como dar tres vueltas a un templo para recibir su energía (Eunate), depositar una piedra para dejar atrás los pecados cometidos (Cruz de Fierro), purificarse con un baño (Fisterra) o recibir la bendición del peregrino antes de la partida.
Pero si hay un lugar del Camino de Santiago en el que el peregrino cumple con más rituales es en Santiago y su Catedral. Hoy nos acercamos a esas cosas que todo caminante realiza al finalizar su Camino.
1. Cruzar la Puerta Santa de la Catedral. Uno de los ritos más antiguos que perviven en la Catedral de Santiago es la apertura de la Puerta Santa. Este ritual inaugura el Año Santo, aquel en el que el 25 de julio, Día del Apóstol, cae en domingo.
Tan importante es su apertura como para el peregrino que llega a Santiago entrar por ella. Situada en la plaza de la Quintana, la Puerta Santa lleva al peregrino directamente al Altar Mayor, donde encontramos la tumba del Apóstol.
Atravesarla no es necesario para alcanzar la indulgencia plenaria. Aunque hacerlo se ha convertido en un rito que simboliza para los peregrinos la culminación física, emocional y espiritual del camino que han recorrido para llegar hasta allí.
2. Abrazar al Apóstol. El abrazo al Apóstol Santiago es uno de los grandes ritos peregrinos. Todo caminante que acaba en Santiago su Camino no puede irse de la ciudad sin acercarse al altar mayor de la Catedral y darle un abrazo a la escultura del Apóstol. Con la Covid, el abrazo se ha sustituido por una reverencia.
Tras el abrazo al Apóstol, los peregrinos suelen dirigirse a la cripta de la Catedral y visitar la tumba del Santo. Estamos ante uno de los rituales más modernos, finales del siglo XIX, ya que los restos del Apóstol no siempre estuvieron bajo el altar mayor. En este artículo te contamos más sobre los lugares en los que estuvo la tumba del Apóstol.
3. Asistir a la Misa del Peregrino. Uno de los rituales más importantes de la Catedral de Santiago y más emocionantes para todo el que acaba su Camino es asistir a la Misa del Peregrino.
Se trata de una ceremonia muy especial, en la que se da la bienvenida a los peregrinos con la lectura de los nombres que llegaron a Santiago en las últimas 24 horas, su nacionalidad y lugar de inicio. Los peregrinos pueden, además, participar en las lecturas de la liturgia.
4. Ver el vuelo del Botafumeiro. Uno de los momentos más esperados de la Misa del Peregrino es asistir al vuelo del botafumeiro, el gran incensario que sobrevuela la nave central de la Catedral.
Su origen es incierto pero ya aparece en el Códice Calixtino, por lo que sabemos que en el siglo XII ya estaba presente en la Catedral. Su función no era otra que la de purificar la Catedral de Santiago ante la presencia de peregrinos llegados de las más diversas partes de Europa.
Hoy en día su vuelo es todo un espectáculo: ocho hombres, los ‘tiraboleiros’, son los encargados de ponerlo en movimiento cargado de incienso y carbón, siguiendo un movimiento pendular desde la cúpula central de la Catedral hacia las naves laterales.
En este artículo podéis descubrir más curiosidades del botafumeiro y ver los días en los que funciona.
5. Conseguir la Indulgencia plenaria. Ganar el Jubileo es uno de los ritos que cumple todo peregrino católico. Se consigue solo en Año Santo y, para ello, es necesario visitar la tumba del Apóstol, rezar una oración, confesarse y recibir la comunión.
Como decimos, la indulgencia plenaria solo se consigue en Año Santo pero son muchos los peregrinos que al llegar a la Catedral de Santiago tras su Camino cumplen con estos requisitos. Es una forma de agradecer lo vivido, de deshacerse de lo malo y empezar una nueva vida.
6. Subir a las cubiertas de la Catedral. Según cuenta la tradición, los peregrinos medievales debían cumplir con otro rito: subir a los tejados de la catedral y quemar sus ropas junto a la Cruz dos Farrapos. Se trataba de un ritual purificador que pudo tener su origen en una peste que aconsejase eliminar las vestimentas sucias para evitar los contagios.
Este ritual no ha llegado a nuestros días pero sí se puede subir a las cubiertas de la Catedral a través de visitas guiadas en varios idiomas. En lugar de quemar la ropa, los peregrinos podrán descubrir una vista totalmente única de Santiago de Compostela.
7. Contemplar el Pórtico de la Gloria. Otra de las visitas obligadas es al Pórtico de la Gloria, concebido como una catequesis esculpida en piedra en la que se encuentra resumida la fe de la Iglesia católica. Allí, el Apóstol, en nombre de la Iglesia, lo invita a la reconciliación con Dios, consigo mismo y con sus hermanos.
Tras las obras de restauración solo puede verse a través de una visita guiada gratuita. Para conseguir las entradas (máximo dos personas) hay que dirigirse a la recepción del Museo (praza do Obradoiro), de martes a sábado, de 10:00h a 14:00h.
8. Recoger la Compostela. Todo peregrino que llega a Santiago y ha recorrido los últimos 100km a pie o 200km en bici se acercará a la Oficina del Peregrino (Rúa Carretas, 33) a recoger su Compostela. Se trata del documento que acredita la peregrinación a Santiago, que se demuestra a través de los sellos recopilados en la Credencial.
Antiguamente este ritual se realizaba en la capilla de la Magdalena, situada tras el altar mayor de la Catedral. Posteriormente se pasó a la capilla del Salvador para finalmente hacerlo en la Oficina del Peregrino.
También hay ritos más paganos como:
9. Inmortalizar la llegada al Obradoiro. Uno de los imprescindibles es llegar a la plaza del Obradoiro, contemplar la fachada de la Catedral de Santiago e inmortalizar el momento con una fotografía. De pie, sentados, en solitario, en grupo o tirados en el suelo. En silencio, con lágrimas en los ojos o entre explosiones de alegría. Pocos momentos son tan especiales como llegar por primera vez al Obradoiro.
10. Reponer fuerzas. Tras la llegada al Obradoiro y la obligada visita a la Catedral, otro de los ritos indiscutibles de todo peregrino es darse un homenaje gastronómico. Santiago de Compostela lo pone fácil. En cualquier tasca, bar o restaurante de la zona vieja se podrá degustar productos típicos como un buen pulpo, una rica empanada o los mejores mariscos, pescados y carnes de Galicia.
Os recordamos que al llegar a Santiago podéis acercaros a la Oficina de Correos situada en la Rúa do Franco, 4 (a 2 minutos a pie del Obradoiro). Allí podréis dejar vuestra mochila en la consigna, enviar de vuelta vuestro equipaje o bicicleta o comprar algún recuerdo.
¿Tenéis algún rito más que cumplir al llegar a Santiago? Como siempre, os animamos a que nos contéis vuestras experiencias a través de los comentarios de este artículo o en nuestras redes sociales: Facebook, Instagram y Twitter.
¡Buen Camino, peregrinos!
* La foto que ilustra este artículo es autoría de Claudio Pupi.
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