Los valores del Camino en 12 meses
Comparte
“Aunque camines solo nunca estás solo”. La hospitalidad es un distintivo que hace único al Camino de Santiago. Así lo atestiguan los miles de peregrinos que recorren cada año esta Ruta milenaria, lo evidencia la red de infraestructuras de acogida que encontramos en los diferentes Caminos y así lo indica el propio Códice Calixtino (s. XII).
“Todos deben acoger con respeto y caridad a los peregrinos, ya sean ricos o pobres, que van o vuelven del lugar de Santiago, ya que quien los acoja con caridad tendrá como huésped no sólo a Santiago, sino también al Señor, como bien dicen las palabras de Jesús en el Evangelio: Quien os acoge a vosotros, me acoge a mí”.
Por estos motivos, desde El Camino con Correos e iPeregrinos hemos querido cerrar la iniciativa Los Valores del Camino en 12 Meses hablando de la hospitalidad, ayuda, atención, cuidado y acogida en el Camino de Santiago. Y comenzamos conversando con Manuel G. Vicente, fotógrafo gallego y enamorado del Camino de Santiago que ha plasmado sus múltiples caras en diversas publicaciones, catálogos y exposiciones.
Suya es la selección fotográfica que compone la muestra Acogida y hospitalidad en el Camino de Santiago organizada por Turismo de Galicia, que desde el 2015 lleva por toda España y algunos puntos de Europa este merecido homenaje a los hospitaleros voluntarios, que llenan el Camino de fraternidad, solidaridad y difusión de contenidos culturales y espirituales.
Y con él hemos querido compartir una radiografía fotográfica emocional y personal de lo que es el Camino de Santiago y de la gente que le da vida.
Manuel G. Vicente no sabía nada del Camino de Santiago cuando un día de 1988 se plantó en O Cebreiro para iniciar su periplo hasta Compostela. Su interés era profesional. La editorial Ir Indo le había encargado un reportaje fotográfico sobre Santiago de Compostela para ilustrar un libro de Filgueira Valverde. “Me pareció que estaría bien incluir como introducción unas fotos del Camino. Y allí me fui”.
Su compañera de aquel viaje está presente durante nuestra charla: un viejo y ajado ejemplar de la guía editada por Elías Valiña sobre el Camino de Santiago, llena de anotaciones, apuntes y recuerdos. “Fue una experiencia única. Nos perdíamos constantemente. Los mapas nos despistaban porque un tramo que parecía pequeño nos llevaba todo el día. Y nos parecían muy curiosas unas flechas amarillas que nos encontrábamos por el Camino pero que no sabíamos para qué eran”, cuenta divertido.
“El Camino lo hace la gente. Tú cuando vas no esperas nada. Y te acaban dando todo”
La vivencia no fue del todo mal porque al año siguiente Manuel se cogió su mochila y recorrió solo el Camino desde St Jean Pied de Port. “He realizado muchas veces el Camino. Pero esta fue mi primera experiencia completa. Digo completa porque cuando vas solo te da tiempo a cantidad de cosas. A andar, a descubrir los pueblos, a relacionarte, incluso a aburrirte”, comenta. Y aquí la hospitalidad juega un papel fundamental. “El Camino lo hace la gente. Tú cuando vas no esperas nada. Y te acaban dando todo”, resume.
Tres décadas en el Camino
Manuel no habla de oídas. Desde ese año 88 que lo llevó al Camino no ha parado de recorrer los diferentes itinerarios. Algunas veces en pareja, otras en grupo y otras con la única compañía de su cámara de fotos. “Una vez incluso lo hice al revés para fotografiar a los peregrinos de frente pero fue un auténtico fiasco”, nos cuenta entre risas.
A lo largo de este tiempo, el Camino ha cambiado mucho. Y la hospitalidad también. “La gente sigue estando ahí porque si no, el Camino de Santiago habría perdido su esencia. Pero se ha evolucionado mucho.
Ahora la gente lleva un listado de refugios y albergues con sus características. Incluso si tiene wifi o dan comida vegana”, asegura. “Antes la acogida era más caótica pero también muy divertida. Yo he dormido a la intemperie, en pabellones, en escuelas públicas, en casas particulares, en invernaderos. Incluso pasé una noche en las estancias de la policía local de Estella”.
De monasterios a pabellones y casas particulares
Las fotos que ilustran este post son parte de esta vivencia de décadas en el Camino de Santiago. Y en ellas se evidencia ese trato fraternal y acogedor de los hospitaleros. Comidas en monasterios abandonados recuperados para dar acogida a los peregrinos como el de San Antón de Castrojeriz o la iglesia de San Nicolás en Ítero de la Vega.
Casas particulares en las que no solo te invitan a comer, sino que te hacen sentir parte de la familia. Bares míticos en el Camino, cuyos propietarios son tan conocidos por su generosidad como el propio Apóstol. E incluso cocinas que no solo dan calor, sino que sirven para dejar tus zapatos para recibir los regalos de los Reyes Magos.
Muchas las podréis ver en la exposición Acogida y hospitalidad en el Camino de Santiago que Turismo de Galicia sigue itinerando por distintos puntos de nuestra geografía. Y su mirada también las encontraréis en varios libros como O Camiño de Santiago/El Camino de Santiago, con texto de Basilio Losada (editorial Ir Indo) o el hermoso Peregrinos (Xerais), en el que Manuel G. Vicente nos ofrece un retrato fotográfico, vivo y universal del alma de las personas que transitan y habitan el Camino.
Y seguro que vosotros tenéis también muchas vivencias, anécdotas e imágenes en torno a la hospitalidad y la acogida en el Camino de Santiago. Ya sabéis que si queréis compartirlas con nosotros podéis hacerlo directamente a través de Facebook, Twitter o Instagram etiquetándonos con el hashtag #elcaminoconcorreos. ¡Buen Camino!
Tu dirección de correo electrónico no será publicada.
Los campos obligatorios están marcados con *
