Historia del Camino
Dicen que hay tantos Caminos como peregrinos. Pero lo cierto es que todas las rutas históricas a Compostela tienen su razón de ser y sirvieron para ir construyendo este fenómeno que ayudó a vertebrar Europa aprovechando casi siempre las antiguas vías romanas.
¿Sabes cómo, cuándo y por qué se multiplicaron los Caminos a Compostela? Esta semana te contamos el origen de las rutas del Camino de Santiago más conocidas y recorridas hoy en día.
Antes de nada, te dejamos una playlist en la que puedes encontrar un breve resumen de cada Ruta Jacobea por etapas, por si aún no estás muy familiarizado con ellas. Pero, como seguro que te sabe a poco, aquí te contamos con más detalle cómo y por qué se originaron todos estos Caminos hacia Santiago de Compostela.
1. El Camino Primitivo
El Camino de Santiago Primitivo se llama así por ser el primer recorrido conocido hacia la tumba del Apóstol, entonces recién descubierta (año 813).
Fue también la que recorrió el primer peregrino de la historia: el rey Alfonso II de Asturias (apodado 'El Casto'), a quien el obispo Teodomiro convenció para que viniera hasta esta punta de su reino a comprobar que el hallazgo era verdad. Alfonso así lo hizo: llegó, vio y creyó. Y no sólo eso, sino que propició la construcción de la primera basílica que albergó las reliquias de Santiago: lo que hoy conocemos como la Catedral de Santiago.
2. El Camino del Norte
A raíz del viaje de Alfonso II y de su aval del descubrimiento, en el reino astur y en territorios vecinos se creó un flujo de peregrinos más o menos estable. Buscando alternativas más fáciles que el Primitivo (un trazado montañoso y duro), empezaron a surgir Rutas por la costa, que utilizaron también peregrinos que venían por mar desde Francia, Inglaterra o Flandes.
Así nació el Camino de Santiago del Norte, una Ruta que atraviesa toda la cornisa cantábrica, desde Francia hasta Compostela. Unas 35 etapas de Camino, que hoy en día permite, además, conocer los paisajes, la cultura y el patrimonio del País Vasco, Cantabria y Asturias.
3. El Camino Francés
El Camino Francés tuvo que esperar un poco más para establecerse: recordemos que cuando se descubrió el sepulcro del Apóstol Santiago gran parte del territorio español estaba en manos de los musulmanes. Con el desarrollo de la Reconquista se iba recuperando territorio para los reinos cristianos, abriéndolo también a la circulación segura de los peregrinos.
Así pues, reyes y nobles se pusieron manos a la obra para afianzar la ruta de peregrinación a Santiago, aprovechando los restos de una calzada romana. Toda una oportunidad para demostrar su religiosidad... y también para ganar prestigio y poder. A finales del siglo XI, el recorrido del Camino de Santiago Francés quedaba fijado tal y como se recoge en el Códice Calixtino.
La famosa Rúa do Franco en Compostela (en la que está ubicada nuestra oficina principal) nos recuerda que nuestros vecinos fueron de los primeros europeos en lanzarse en masa al Camino de Santiago. Este Camino sigue siendo el más concurrido de las Rutas jacobeas a día de hoy, especialmente en Año Santo, atravesando localidades de gran tradición como Puente la Reina, Santo Domingo de la Calzada, Burgos, León o Villafranca del Bierzo. Fue también la primera Ruta en ser declarada Patrimonio de la Humanidad.
4. Camino de Invierno
Si has recorrido el Camino Francés sabes de la dureza de las etapas que separan León de Galicia. En esta zona, las nieves del invierno dejan poblaciones enteras aisladas aún a día de hoy. Así nació el Camino de Invierno: aprovechando una antigua calzada romana, esta ruta entra en Galicia por la provincia de Ourense, donde el clima es menos arriesgado. Seguro que los paisajes de Las Médulas y la Ribeira Sacra debieron dejar a muchos peregrinos tan impresionados como hoy.
5. Camino Inglés
El Camino Inglés es la primera ruta marítima a Compostela que se conoce, abierta por ingleses e irlandeses (de ahí su nombre), pero seguida también por otros pueblos del norte de Europa. Las travesías se hacían en condiciones pensosas: barcos abarrotados con pasajes a precios abusivos y sin garantía alguna de ir a tocar tierra. Cuando llegaban a buen puerto, echaban el ancla en Ferrol o en A Coruña.
Esta ruta estuvo muy activa entre los siglos XII y XVI, momento en el que se produjo el cisma entre católicos y protestantes y los peregrinos ingleses dejaron de venir.
6. Camino Portugués
La frontera entre Galicia y Portugal siempre ha sido muy permeable. Y eso mismo ocurrió con la peregrinación: los portugueses se enteraron del hallazgo y se lanzaron con entusiasmo a visitar al Apóstol. Esta ruta fue seguida por varias reinas y reyes lusos: Sancho II, la reina Isabel (después canonizada) o el rey Manuel I 'El Afortunado'. Se trata de un trazado difuso, ya que existen variantes por la costa y por el interior. De nuevo se aprovechan antiguas vías romanas, como la que unía Bracara Augusta (Braga) con Asturica Augusta (Astorga) y cuyo tramo en Galicia es hoy parte de esta ruta.
7. Vía de la Plata
De nuevo, el trazado de una antigua vía romana, ya entonces conocida y utilizada, coincidía a la perfección con un posible itinerario a Santiago de Compostela, y los peregrinos medievales del sur empezaron a seguirlo de forma natural. Como hoy, esta ruta se unía con el Camino Francés en Astorga. Se utilizó también para el transporte de la plata y otras mercancías venidas de América que desembarcaban en el puerto de Sevilla.
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8. Camino Sanabrés
Otra opción era desviarse antes y seguir el Camino Sanabrés, cuyo origen es una variante de la Vía de la Plata que continúa por Zamora y llega a Santiago por el sureste. ¿Por qué tantos peregrinos decidían coger este desvío? En aquellos tiempos no sólo se caminaba para llegar a Santiago: a los peregrinos les gustaba aprovechar un viaje que casi todos hacían una sola vez en la vida para visitar otros templos y monasterios... y en la provincia de Zamora había un buen número de ellos, y eran bien conocidos. El Camino del Salvador es otro ejemplo de estos desvíos 'por devoción' que han dado lugar a nuevas rutas hacia Compostela.
9. Camino a Finisterre y Muxía
El Camino a Fisterra y Muxía es el epílogo del Camino de Santiago. Es la única Ruta cuyo origen está en el Obradoiro y cuya meta no es otra que el Fin de la Tierra (o lo que hasta el final de la Edad media era el extremo occidental del mundo conocido).
Su origen hay que buscarlo mucho antes del descubrimiento de la tumba del Apóstol. De indudables raíces precristianas, esta Ruta conducía desde tiempos inmemoriales al lugar donde el sol desaparecía sin remedio. La Iglesia medieval trató de integrar esta tradición mágico-espiritual en el universo jacobeo y así lo hizo desde la Alta Edad Media. El propio Codex Calixtinus lo incluye como escenario del traslado de los restos del Apóstol a Galicia, una tradición jacobea que se reforzará con la construcción del santuario del Santo Cristo junto al cabo de Fisterra.
La prolongación a Muxía tiene su origen en la Virxe da Barca, que según la tradición cristiana es el punto geográfico más extremo al que llegó Santiago durante su labor apostólica por la Península Ibérica, lugar en el que se le apareció la Virgen en una barca de piedra para darle ánimos.
Estas son sólo las Rutas más conocidas y documentadas. Como decíamos al principio, Caminos hay muchos y cada día se abren nuevos itinerarios. El origen de las cosas es importante... ¡pero también lo es su futuro!
Esperamos que este artículo te haya servido para saber un poquito más de la historia del Camino de Santiago. Una historia y tradición que conservan cada día las distintas Asociaciones de Amigos del Camino, a las que siempre podrás recurrir si tienes alguna duda o necesitas ayuda. ¡Buen Camino, peregrinos!
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