Compañeros del Camino
¿Por qué miles de personas recorren el Camino de Santiago año tras año pese a todas las incomodidades y la dureza de la ruta? Hay muchas razones, pero una importante es que un peregrino nunca está solo: la hospitalidad fue, es y será uno de los pilares de la peregrinación a Compostela. Los hospitaleros y hospitaleras llevan muchos años trabajando por cuidarla y transmitirla. Si te apetece saber más, lee atentamente.
Hospitaleros y hospitaleras en el Camino: ¿quiénes son y qué hacen?
La hospitalidad es considerada, desde la antigüedad clásica, como un signo de civilización. En este sentido, podemos distinguir dos épocas en la peregrinación a Santiago de Compostela: la primera, antes de la mitad del siglo XI; la segunda se correspondería con la segunda mitad de este siglo y los dos siguientes.
En la primera etapa, la peregrinación era cosa de personas acaudaladas, con protección y séquito y que, por lo tanto, no necesitaban buscar cobijo ni alimento. En la segunda, en cambio, aumenta el movimiento de personas en el Camino y su diversidad, lo que obliga a las instituciones del momento a plantearse seriamente la protección del recorrido. De esta labor se ocuparon reyes, monjes, obispos y nobles.
Fueron los benedictinos quienes comenzaron garantizando la atención a los peregrinos en hospederías y hospitales (de ahí el nombre 'hospitalero') que se iban construyendo, inicialmente entre Jaca y Compostela, lo que propiciará un auge de las peregrinaciones durante el siglo XII y parte del XIII.
A finales del siglo XIII y durante la Edad Media, la labor de asistencia que se da en los hospitales revistió diversas formas: había quien obtenía un sueldo de esta labor, mientras que otras personas lo hacían voluntariamente a cambio de comida, cobijo permanente e incluso enterramiento dentro del recinto hospitalario una vez fallecidos.
En la actualidad, algo ha cambiado el Camino respecto a sus orígenes. Sin embargo, la labor de hospitaleros y hospitaleras se ha enriquecido gracias a la experiencia de miles de personas que peregrinan, dándole una nueva dimensión al concepto de 'ser hospitalario'. Antes, bastaba un techo y algo de comida para sentirse acogido; hoy, también ofrecen esto, pero mucho más importante es el trabajo intangible.
Muchas de las personas que deciden empezar el Camino van a vivir cosas y sensaciones nuevas: la hospitalidad significa, también, ayudarles en su viaje de manera que las absorban constructivamente. Quizás estas personas que se han sentido bien acogidas se animen a devolver el favor tomando el relevo como hospitaleros u hospitaleras en alguno de los albergues que les dieron cobijo.
Los días dedicados a la hospitalidad no serán para nada unas vacaciones de relax, aunque sí una forma diferente de pasarlas: hay que madrugar, estar pendiente de muchas cosas (limpieza del albergue, aprovisionamiento material, papeleos, recibimiento, acogida e información, etc).
Sin embargo, será tu trato cotidiano con los peregrinos, tu capacidad de entenderles, escucharles, darles consejos y, en general, compartir tus experiencias, lo que te sitúe como un buen hospitalero u hospitalera.
¿Cómo puedo ser hospitalero u hospitalera?
La primera condición es, lógicamente, haber hecho el Camino de Santiago al menos una vez por cualquiera de las rutas: es difícil entender la razón de ser de los hospitaleros para quien no ha conocido lo que aporta el Camino y las necesidades que se presentan. Otro requisito es tener el tiempo material para dedicarle a esta labor.
Pero sobre todo debes saber que para ser hospitalero se necesita disposición para atender a las personas que llegan a los albergues en todo lo que necesiten: resolver todas sus preguntas sobre la peregrinación, la acogida, darles información útil y, sobre todo, mucha comprensión.
En los propios albergues (red de albergues públicos y red privada) y en las Asociaciones de Amigos del Camino encontrarás información más detallada si estás valorando la posiblidad de dedicar algo de tu tiempo a esta experiencia.
Hospitaleros Voluntarios es un grupo formado por antiguos peregrinos que deciden, de forma altruista y voluntaria, ocuparse durante un tiempo (generalmente una quincena) de la atención a los peregrinos en los albergues de donativo voluntario del Camino.
De esta manera, viven la experiencia desde el otro lado, devolviendo los favores que recibieron mientras peregrinaban. Recientemente han celebrado su 25 aniversario y desde Correos les hemos ayudado a editar un sello conmemorativo.
La hospitalidad en el Camino: mucho más que dar un techo
La hospitalidad con los peregrinos es tan antigüa como el propio Camino. En el 'Liber Peregrinationis', una especie de guía para el peregrino medieval que forma parte del célebre Códice Calixtino, está escrito que "todo el mundo debe recibir con caridad y respeto a los peregrinos, ricos o pobres, que vuelven o se dirigen al solar de Santiago, pues todo el que los reciba y hospede con esmero, tendrá como huésped; no sólo a Santiago, sino también al mismo Señor”.
En los orígenes del Camino de Santiago, este trabajo de acogida estaba muy ligado a la tradicional labor caritativa y asistencial de ciertas órdenes religiosas presentes en la Ruta desde sus comienzos. De hecho, poblaciones como San Juan de Ortega y Santo Domingo de la Calzada, en el Camino Francés, toman su nombre de dos religiosos a los que su labor para con los peregrinos les valió la canonización.
Durante el medievo se fundaron las primeras instituciones dedicadas a la acogida de peregrinos: los hospitales. Quizá el más conocido sea el Hospital (hoy Hostal) de los Reyes Católicos, en Compostela. Algunas poblcaciones incluso llegaron a crecer y tomar su nombre de estas instituciones asistenciales. Tal es el caso de Hospital de Órbigo (León) u Hospital da Condesa (Lugo).
¿Nos aceptas un consejo?
Si vas a hacer el Camino, cuando llegues a un albergue casi con toda seguridad te va a atender una de estas personas, un hospitalero, una hospitalera, alguien que ha decidido ayudarte de forma altruista. Recuerda siempre que están ahí para devolver lo que en su día recibieron. ¡No olvides agradecérselo! ¡Buen Camino!
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