Compañeros del Camino
Hacer el Camino de Santiago a través de las cartas, sus sellos y matasellos. Esta es la curiosa peregrinación realizada por Ángel Luis Prieto Cáceres, un amante de la filatelia que ha recorrido las Rutas Jacobeas a golpe de correspondencia.
“Los sellos son una crónica en miniatura de la historia, de la cultura y de la naturaleza de los países”, asegura este valenciano con el que nos hemos carteado para descubrir cómo hacer el Camino de Santiago sello a sello.
Iglesias, catedrales, monasterios, paisajes, mapas… No ha pisado nunca el Camino de Santiago. Pero al igual que el peregrino fija en su retina grandes joyas patrimoniales, artísticas, naturales o arquitectónicas a su paso por las Rutas Jacobeas, Ángel Luis Prieto Cáceres las guarda de recuerdo de una peregrinación muy particular: la realizada a través de las cartas.
“Soy una persona bastante deportista y hacer el Camino de Santiago es un reto que tengo en mente. Pero entre que el tiempo vacacional del que dispongo es escaso y la pandemia, decidí que este Año Santo fuese mi otra afición, la correspondencia epistolar, la que haga el Camino por mí con la ayuda de Correos”, explica.
Dicho y hecho. A lo largo de este Año Santo, Ángel se ha carteado con la mayor parte de oficinas de Correos del Camino Francés y del Camino Interior del País Vasco y la Rioja con una petición: que le matasellasen un sobre ilustrado con motivos jacobeos adjunto a su carta. Así, ha ido recopilando sobres, sellos y matasellos del Camino que lo han llevado por esta ruta milenaria hasta Santiago de Compostela.
“Todos los sobres los personalizo imprimiendo en ellos imágenes alusivas al lugar de destino: un mapa de situación, una vista panorámica de la localidad o un monumento. Los sobres que he realizado para el Camino de Santiago están personalizados con la imagen de algo que todas las poblaciones poseen: su escudo. Además, he buscado en la filatelia española imágenes de esas poblaciones relacionadas con el Camino de Santiago como iglesias, catedrales, monasterios…”.
La respuesta ha sido inmejorable y por eso Ángel agradece su atención a todos los compañeros de las diferentes oficinas del Camino. “Hubo respuestas especiales, como la directora de la oficina de Correos de Viana, en Navarra, Salomé Arnedo, que me además de atender a mi petición mi invitó a pasar por su oficina cuando me anime a hacer el Camino. O la oficina de Samos y Triacastela, Mª Carmen, que me escribió pidiéndome disculpas por no tener un matasellos específico del Camino como tienen en otras oficinas”, rememora.
“El día que pueda realizar el Camino de Santiago entero, llenaré mi mochila de sellos y cartas y las iré depositando en todos los buzones de Correos de las poblaciones que atraviesa la Ruta”, añade.
De la Antártida a Nueva Zelanda pasando por la antigua URSS
El Camino de Santiago no es el primer viaje epistolar iniciado por Ángel. Esta peculiar forma de conocer el mundo comenzó en 2018, cuando supo de la existencia de un matasellos especial para la Base Antártica Juan Carlos I. “Uno de mis sueños es poder ir un día al continente helado y por ello decidí escribirles y enviarles unos sobres para que los matasellasen”.
No hubo respuesta en este primer intento pero sí en los siguientes. “Es una lástima porque me hace ilusión “pisar” ese continente”, asegura.
Las posteriores aventuras tuvieron más suerte: tras la Antártida, Ángel probó suerte en el polo opuesto: el Ártico. Escribió a una oficina postal situada en la isla de Little Diomede, en medio del estrecho de Bering. Y a esa le siguió el extremo más oriental de la URSS, la oficina de Uelen; otra en Nueva Zelanda y el ‘Estafetero del Fin del Mundo’, situado en el Parque Nacional Tierra del Fuego, en la Patagonia argentina. “Todos ellos me contestaron y así, poco a poco, voy recorriendo el mundo”, apunta Ángel.
Amor por los sellos
Todos estos “viajes” de Ángel no serían posibles sin su amor por los sellos y la filatelia. “Los sellos son una crónica en miniatura de la historia, de la cultura y de la naturaleza de los países. Pero para mí son mucho más. Son el billete que me ayuda a viajar y llegar a lugares distantes, distintos y hermosos de todo el mundo”, explica.
La pasión filatélica va mucho más allá del viaje y por eso entre sus colecciones cuenta con sellos de todo tipo: individuales, en bloques de cuatro, en mini pliegos, en sobre con matasellos del primer día de circulación, entero postales, aerogramas… “Lo más importante de una colección no es necesariamente la cantidad o su valor económico. Su encanto viene de la búsqueda de información y el aprendizaje que surge en el proceso, por la configuración y la presentación del material y por el valor personal que adquiere con el paso del tiempo”, concluye Ángel.
Esperamos que esta peregrinación filatélica os haya transportado al Camino de Santiago. Aprovechamos para recordaros que la relación entre las Rutas Jacobeas y los sellos es extensa y os invitamos a descubrir algunos de los sellos que guardan relación con el Camino.
Y si vosotros también sois amantes de la filatelia y del Camino, os recordamos que contáis con un compañero de Ruta muy especial: la Credencial filatélica, un homenaje al carné que todo peregrino debe ir sellando durante su Camino a Santiago. La Credencial filatélica incluye 15 sellos de Correos que recogen algunas de las etapas más emblemáticas del Camino Francés y podéis conseguirla en las principales oficinas de Correos de la Ruta. ¡Buen Camino!
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