Compañeros del Camino
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El Camino de Santiago china chana. Así, pasito a pasito, 35 residentes de la residencia municipal de personas mayores La Conchada, han podido vivir la experiencia del Camino de Santiago, recorriendo los 877 kilómetros que separan Biescas, en Huesca, de la plaza del Obradoiro.
¿Cómo? Convirtiendo los pasos dados durante 45 días en los kilómetros necesarios para llegar a Santiago de Compostela. Este es el objetivo del proyecto China Chana –expresión que en Aragón significa ir de un lugar a otro poco a poco- puesta en marcha en esta residencia de mayores para promover la actividad física y emocional de sus habitantes.
Con este Camino de Santiago tan especial, estos 35 peregrinos nos han demostrado que el espíritu jacobeo pervive por encima de pandemias, limitaciones y dificultades. Y que para pisar el Camino solo hay que desearlo. Hoy os contamos esta bonita peregrinación en la que, más que nunca, lo importante no fue el viaje físico sino vivir la experiencia del Camino.
Credencial propia y una “Compostela” especial
El proyecto China Chana nació en un contexto difícil: la crisis provocada por la Covid-19. Un virus que afectó especialmente en Aragón y que obligó a los residentes de La Conchada, en Biescas, a un confinamiento bastante estricto que mermó su condición física y su autonomía.
Para tratar de revertir la situación, el equipo de La Conchada decidió poner en marcha un proyecto muy especial: recorrer el Camino Francés desde Biescas, Huesca, hasta Santiago de Compostela. Así nació el proyecto China Chana, por el que los residentes transformaban los pasos dados en las instalaciones en kilómetros a Santiago.
Los participantes en este Camino de Santiago china chana contó con su propia Credencial, que el párroco de la capilla de Santiago de Jaca selló a cada uno
La iniciativa contó con la colaboración del Ayuntamiento de Biescas y de la Comarca del Alto Gállego, que les proporcionó unos relojes pulsera para poder contar los pasos. “Con estos relojes, los residentes pueden cuantificar su actividad física, que es clave para incentivarlos”, explica Roberto Peón, fisioterapeuta de la residencia y uno de los promotores junto con el director, Daniel Villanueva.
Además, los niños del colegio público del pueblo colaboraron realizando un mural de 3 metros en el que pintaron un mapa del Camino de Santiago con dibujos y fotografías, que permitió a los residentes seguir su itinerario hacia Compostela.
Mural con el mapa del Camino de Santiago realizado por escolares de Biescas
Todos los trabajadores de la residencia se implicaron totalmente con el proyecto a través de actividades paralelas que hicieron la peregrinación más real. Así, al final de cada etapa, los participantes de este Camino podían descubrir los lugares por los que habían pasado a través de fotografías, historias o documentales de televisión.
Incluso pudieron disfrutar de la gastronomía del Camino de Santiago, con la elaboración de platos especiales a lo largo de su Ruta como por ejemplo el asado que pudieron degustar al llegar a León.
Para que la experiencia fuese más real, cada uno de los residentes contó con su propia Credencial, que el párroco de la capilla de Santiago de Jaca selló a cada uno. Y, al llegar a Santiago, la residencia se puso en contacto con la Oficina del Peregrino que, a falta de Compostela, emitió un Certificado de distancia que tienen colgado en el comedor.
“Todo esto hizo que todos los participantes estuviesen muy motivados. Vimos cómo cada día andaban más y, lo más importante, se sentían mejor. Incluso llegaron a picarse entre ellos para ver quién era capaz de conseguir más pasos”, explica divertido Roberto.
La evolución es evidente si nos fijamos en el número de pasos. Al principio, entre todos los residentes se hacía una media de 20 kilómetros diarios. Meses después, esa cantidad ya ha aumentado a 25km.
Para todos los participantes este fue el primer Camino de Santiago de sus vidas, demostrando que ni la edad, ni la condición física ni siquiera el confinamiento puede acabar con el espíritu jacobeo.
A por la vuelta al mundo
Más allá de conseguir completar el Camino Francés, desde la residencia La Conchada valoran muy positivamente la iniciativa. “Gracias a este Camino hemos visto cómo los residentes han mejorado su forma física, están activos, se sienten cada día más fuertes. Pero además ha contribuido en el aspecto psicológico y emocional. Se sienten motivados, útiles, más válidos”, destaca Roberto Peón.
Los residentes cuentan con un reloj cuenta pasos con el que suman los kilómetros de cada día
Tras los buenos resultados cosechados en el Camino de Santiago, China Chana sigue sus pasos. Motivados, involucrados con la actividad y adaptados a una rutina diaria, los residentes se embarcaron en una nueva aventura: llegar hasta París, meta que ya alcanzaron el pasado mes de marzo.
Su siguiente reto será sumar pasos para dar la Vuelta al Mundo. Un reto mucho más ambicioso al que también se han sumado los trabajadores de la residencia y toda la comunidad: familiares, instituciones, residencias de otros lugares… Un reto al que puede sumarse todo aquel que quiera, enviando sus pasos para que estos peregrinos se conviertan en universales.
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